martes, 8 de febrero de 2011

REQUIEM POR LA CREDIBILIDAD.

Somos una ciudad, un estado y un país de incrédulos. Nos hemos vuelto un aglomerado de “no-creyentes”. Simplemente ya nadie cree en nada ni en nadie.

La credibilidad, ha muerto.

Y no fue simplemente dejarla morir, sino que la masacraron. Y de hecho no sólo fuimos mudos testigos; más aún, participamos de ello con nuestro silencio, con nuestra indiferencia, con nuestra permisividad.

Mea culpa.

No creemos más en lo que se nos dice, ni siquiera si son versiones opuestas. No aceptamos ir del blanco al negro, requerimos de matices; pero tampoco los matices son de fiar.

No le creímos a Daiana (hija de padres ignorantes que grafican la fonética anglosajona del nombre Diana) cuando dijo que había sido violada; pero tampoco le creímos a Kalimba que no se la hubiera “tirado”. Requeríamos de una versión intermedia que no llegó y, por lo tanto, dejamos de creer en el capítulo completo. Vuelta a la página.

Aún no le creemos al padre Rafael Muñiz su inocencia en las imputaciones al “Lobo Siberiano”, como no le creemos a la iglesia católica su no-proteccionismo a sacerdotes pederastas; pero tampoco creímos que la PGR tuviese pruebas suficientes para inculpar a nadie, aunque la feligresía que defendió apasionadamente con mantas y marchas la credibilidad del curita prefiera llevar a sus hijos a otra parroquia para recibir el catecismo.

Tampoco creemos que Perera Escamilla logró la Presidencia de la Comisión de Derechos Humanos sin la intervención devastadora del alto clero, como pago por haber defendido a su padrecito pederasta.

No creemos en la apoliticidad de la cacería de exalcaldes emprendida por el gobierno de Javier Duarte, (inche burro, tas cañón inventando palabrejas), especialmente cuando no se toca a los municipios grandes, donde se acusaron los grandes desfalcos, sino solamente peces pequeños, los más frágiles, los que se puedan cacarear sin consecuencias.

De hecho no estamos seguros de creer que en realidad hubo desfalcos en esos municipios,  como no creemos que no los hubo en los demás, especialmente en las grandes ciudades, Coatzacoalcos, Córdoba, Poza Rica, Veracruz, Xalapa.

Por ejemplo, no le creemos a Vicente Escalante cuando dice que no hubo daño patrimonial durante su gobierno como alcalde en Agua Dulce, ni creemos que su caso será imparcial y no será protegido por sus madrinas, que le dieron refugio tras la trinchera de un nuevo cargo público.

Y a dichas madrinas, por cierto, no les creemos que viajaron a España con mugres 40 mil pesos, cuando eso es apenas el costo de un boleto de avión (porque, por supuesto, nadie cree que la secretaria de turismo y acompañantes viajaron en clase turista, ¿verdad?) y los hoteles de 5 estrellas a los que están acostumbradas cuestan en Madrid el equivalente a 10 mil pesos la noche.

No creemos tampoco que las nóminas del ayuntamiento de Xalapa dadas a conocer por alcalorpolitico.com y reproducidas hasta el cansancio por cualquier número de medios y páginas web (si, no se hagan weyes, tooodos las sacamos del mismo lugar, nuestro propio wikileaks jarocho de petatiux, así que lo menos que merecen, es su crédito) sean falsas, por más que los esbirrovoceros de la emperatriz de Xalapa pretendan desacreditarlas dándoles el carácter de anónimos. De hecho, cualquier anónimo tiene mayor credibilidad que cualquier grillito servil de la alcaldesa o de cualquier otro politiquete.  

Y hablando de politiquetes, no le creemos al señorito Zúñiga su ridícula parodia del “atónito” por conocer el salario de la emperatriz, en particular cuando él mismo le entregó su candidatura en charola de servilismo.

Tampoco será necesario que la señora emperatriz se desgaste en mostrarnos su propia versión de la nómina (que de por si, no creemos que nos la muestre), porque de todas maneras no se la vamos a creer.

Por supuesto, no creemos en la guerra contra el narco, como no creemos en la inocencia de Fidel Herrera, ni en la capacidad de Javier Duarte, ni en la cordura de Andrés Manuel, o en la sobriedad de Felipe Calderón.

Y en el centro de este nuevo y escandaloso escupitajo al rostro de nuestra credibilidad, por supuesto que no creemos en la candidez de Carmen Aristegui, como no creemos en la inexistente ética de MVS, mucho menos en su código de ficción, y no creemos en la exculpación de Felipe Calderón en el asunto.

No creemos en la tantas veces cantada libertad de expresión en México, pero tampoco creemos que nadie, mucho menos un alcohólico, nos pueda callar.

Somos un montón de incrédulos, asesinos de la credibilidad. La mutilamos de a poco con nuestro silencio y nuestra permisividad. No hagamos lo mismo con nuestra libertad.

Descanse en paz.





http://www.jornada.unam.mx/2011/02/08/index.php?section=cartones&id=3


P.D. el cafecito va implícito en todo velorio... y con piquete... ad hoc... 

2 comentarios:

  1. Por qué en plural? que acaso lo escriben muchos o sólo sientes que no es suficiente tu infantil y cobarde anonimato sino que además debes ser una clase de vengador del pueblo que aborrece todo, critica hasta lo que no sabe y encima de todo no propone absolutamente nada por mejorar algo. Eres de aquellos que aún a punto de ahogarse, siguen describiendo el agua como si eso fuera necesario. Estoy seguro que puedes ser propositivo, intentalo. Me gusta mucho tu blog. Adelante con el. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Te sigo, tienes mucho que decir y me interesa, saludos!

    ResponderEliminar