¿Y qué le ocupa al mundo en estos días?
Como en México somos bien trascendentes, lo más relevante y destacado en medios impresos y electrónicos ha sido el rumoreo sobre la salud de Luis Miguel. ¡Por favor! Ya que se muera, es alguien francamente prescindible en el mundo. Buen cantante, si quieren, pero un desagradecido con la vida, no se la merece, ¿o acaso alguien le ha sabido de un solo, UN SOLO acto de altruismo con el que el señor pretendiera redituarle a la vida todo lo bueno que la vida ha sido con él? Cualquier nombre: Ricky Martin, Shakira, Juanes, Miguel Bossé, Sting, Bono, Alejandro Fernández, ¡CUALQUIERA! ha dado algo, ha hecho algo alguna vez a favor de alguna causa, alguna organización, alguna fundación: terremotos, tsunamis, cáncer, drogas, huérfanos, parias, ¡ALGO!, ¿pero Luis Miguel? No, él no le ha brindado nada a nadie. Definitivamente no se merece la vida que tiene, que haga algo bueno y deje de consumir oxígeno en este mundo.
Por cierto, doble éxito obtuvo en estos días de abril el escritor mexicano Juan Villoro: primero, recibió el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España por el reportaje “La alfombra roja. El imperio del narcoterrorismo”, publicado en el Periódico de Cataluña en febrero de 2009; y luego, resultado de la encuesta que el canal 22 de televisión levantó para elegir lo más relevante de las artes del 2000 a la fecha, su obra “El Testigo” obtuvo la mayor votación en la categoría de mejor novela nacional.
Y mientras aquí ponen a discusión el tema de regresar a la enseñanza religiosa en las escuelas, en España los historiadores reclaman la enseñanza no confesional de las religiones mediante un manifiesto llamado Plan Bolonia, en el que se concluye, entre otras cosas, que resulta inaceptable que la catequesis confesional sustituya a la enseñanza pública pues, al adecuarse a determinados sistemas teológicos, no puede contribuir a la integración y a la convivencia. Ojo diputados y senadores, la dirección es hacia adelante, no para atrás.
¿Café árabe, francés o colombiano?