lunes, 29 de marzo de 2010
Ginecocracia o ginecogogia
sábado, 27 de marzo de 2010
Felipe en el país de los ridículos
miércoles, 24 de marzo de 2010
Entre descontentos y berrinches
lunes, 22 de marzo de 2010
La peor campaña
entrada el 22 de marzo de 2010
No cabe duda que Veracruz está predestinado a sufrir la peor campaña política de su ilustre historia. Comenzando por la terriblemente mal diseñada publicidad que están manejando los ya ¿candidatos?, ¿cuáles candidatos?, ¡ni a eso llegamos!, no hubo ni habrá candidatos, todos son producto de sendas designaciones. ¡El poder del dedo en pleno!. Eso es, no tendremos una campaña de candidatos, sino de dedos.
El primero que se perfiló fue el “pre-precandidato” del PRI, Javier Duarte, heredad del dios Fidel Herrera, amo y señor de todo el territorio veracruzano, un ¿político? ñoño y bisoño, sin trayectoria ni experiencia y cuyo mejor activo para ganar votos hasta ahora es su actitud de “gordito simpático y bonachón” al que sólo le falta hacerse acompañar de una botarga de sí mismo para completar su imagen. Su perorata es una extensión del discurso de su padrino y creador, a no ser por ese timbre de voz “titinesco” tan desagradable al escucha que vuelve insoportables sus spots radiofónicos, lo que de hecho consigue que pase desapercibida su completa falta de carisma para manejar el micrófono. Por cierto, ¿nadie les dijo a los diseñadores de su imagen para espectaculares que en México nuestra lectura se hace de izquierda a derecha?, porque en ese sentido (de izquierda a derecha, reitero) y sin importar con cuánto énfasis el texto diga “adelante”, el señor Duarte apunta ostensible y evidentemente ¡hacia atrás!, y en este país somos más visuales que lectores.
Lo siguiente fue la “crónica de una designación muy muy anunciada” para la candidatura del PAN. Para ser congruentes con su actual estilo heredado del más puro, arcaico y anquilosado priismo de vieja, muy vieja escuela, el actual ocupante de la silla del águila y, por ello, autoproclamado rector de la vida de los ciudadanos de este país y pretendido dueño de su partido político, señaló, mediante una novedosa variante de la técnica de Héctor Lechuga y Capulina denominada “pastelazo”, a quien habría de administrar el territorio de la costa este de su reino. Así es, anécdotas más-menos, como Miguel Ángel Yunes se acerca a acariciar su ansiado sueño de ser gobernador de Veracruz. Para ello, trata de hacer olvidar la imagen de “duro” que se esmeró tanto en cultivar, que se excedió hasta rebasar incluso la línea de “represor” como muy priista secretario de gobierno de Veracruz. Sin embargo, su retórica tradicionalmente contundente y despiadada no cuadra con la pretendida imagen de amoroso cabeza de familia que intenta recrear en sus spots televisivos. De hecho él se siente tan incómodo con esa falsa imagen de amabilidad que se le nota, lo transmite de tal manera que nadie cree en lo que dice y hace inevitablemente evidente que es un diálogo leído. Yunes tendría que entender que su retórica de agresión y diatriba no generará confianza, pero le es tan natural su línea discursiva de batalla en los medios (intolerante, intransigente) que al electorado se le hace imposible empatarla con ese burdo intento de candidez de sus anuncios. Vaya, ni siquiera el azul celeste de sus espectaculares le sienta bien. Además, ¿quién le sugirió esas plastas de color azul?, ¿ningún diseñador le dijo que es el color más difícil de enfocar para el ojo humano?, con tanto azul sus anuncios cansan al golpe de vista de tal manera que ya no leemos lo que dicen. Y luego textos e imágenes “artísticamente” descuadrados, ¿ya se olvidó del fracaso de imagen que le significó su logo “va derecho”, todo chueco?, ¡lo que es no haber aprendido nada en todos estos años!. Finalmente que se olvide de las señales que tampoco logra gesticular con la contundencia necesaria, ¿qué es?, ¿”v” de victoria, de Veracruz?, ¿”y” de Yunes o de yunque?, ¡por favor!, ¡nadie desde Churchill volvió a usarla!. Ah sí, claro, Vicente Fox la usó, ¡Buen maestro!, sigue adelante, vas derecho.
En fin, que hasta ahora, curiosamente, la campaña mejor asesorada parece ser la de Dante Delgado. Primero, se deshizo venturosamente de los colores de su partido (especialmente ese naranja que da hambre de sólo verlo, parecía anuncio de cocina económica) dejando sólo un discreto logotipo, con lo que se arroja a promover la imagen del candidato más que del partido. Espectaculares de fondo blanco, limpio y claro, con textos simples, contundentes y de rápida retentiva “hablo menos, hago más”. Y su rostro, que se queda grabado en alguna parte de la memoria pero sin estorbar el mensaje. El micrófono y la cámara son mucho más amables con él que con los otros dos y su presencia escénica y voz son, por mucho, más gratificantes al espectador. Para rematar, lejos de recordarle como “el culpable encarcelado”, mucha gente lo ve aún como la víctima, el mártir, circunstancia que la presencia de su verdugo ayuda a alentar, generándole una peculiar aura de empatía. Dante no deja de ser un dedo más, la autodesignación más dictatorial y temeraria, y aún así ¡aguas y no vaya dando un sorpresa!.
¿Mientras, un cafecito, pal susto?.
domingo, 21 de marzo de 2010
Todos a la comparsa
Y lo dicho… en nombre de la consabida unidad, ¡todos a hacer comparsa!.
Primero amenazaron fuertes cartas del priismo que si no era Américo Zúñiga, hasta del partido se abrían. Pero cuando Américo se registró como candidato a diputado, ni José Yunes ni Ricardo Ahued rebuznaron.
Luego se corrió el fuerte rumor de que otros candidatos se registrarían a la alcaldía para hacer contrapeso a Morales: se habló de Ahued y de Dalia Pérez. De hecho Dalia se subió a la palestra, de Ricardo, ni pío.
Finalmente hoy quedaron todos planchados en la famosa “comida de la unidad”, “nadie será factor de divisionismo”, dijeron. Y como siempre, el ridículo lo hacen los sectores, cuya única función es decir que sí a todo lo que se les indique, no son factor de decisión, vamos, ni siquiera de opinión.
Seguramente hasta Mariana Munguía doblará las manos y el orgullo en nombre de la unidad y la disciplina. ¡La familia está de acuerdo!
¿Cafecito?